La sostenibilidad ya no es solo un término utilizado en la estrategia empresarial, sino más bien un enfoque efectivo que ha sido ampliamente adoptado por una variedad de sectores. Las personas, así como los gobiernos y las organizaciones, han comenzado a aumentar la presión sobre las organizaciones para que sean más sostenibles. Las empresas que operan en un entorno empresarial más severo que contiene dichas demandas y las han adoptado obtienen una ventaja competitiva distinta, ya que siempre construyen confianza y lealtad a largo plazo entre sus clientes.
Existen diferentes estrategias que las empresas pueden seguir como parte de sus esfuerzos por ser más sostenibles. Algunas de estas son: buscar materias primas sostenibles, usar materiales reciclados, minimizar los residuos, utilizar sistemas de producción amigables con el medio ambiente y reducir las emisiones de carbono. Es cierto que dichas acciones tienen implicaciones económicas, pero, lo más importante, contribuyen a la conservación del medio ambiente. Además, al optimizar el consumo de recursos, las empresas reducen costos innecesarios, lo que ayuda a mejorar el rendimiento financiero de la empresa.
Los compradores de hoy en día tienen en cuenta el factor de sostenibilidad al tomar decisiones de compra. Muchos están comenzando a optar por comprar a empresas que hayan demostrado sus esfuerzos ecológicos. Este es aún más el caso para las generaciones más jóvenes, que son más propensas a apoyar empresas con valores similares a los suyos. Por lo tanto, adoptar prácticas sostenibles les proporciona una vía para ganar clientes que estén dispuestos a apoyar sus esfuerzos por salvar los ecosistemas. Además, la cobertura mediática de este tipo de empresas suele ser favorable, y dicha publicidad puede ser muy útil para las empresas.